Quirarte Ornelas

Interpolación Lineal / Ariadna Ramonetti / 2015

Quirarte + Ornelas

Interpolación lineal

(2015)

Toda forma pictórica se inicia con un punto que se pone en movimiento […] el punto se mueve […] y surge la línea –la primera dimensión-. Si la línea se transforma en un plano, conseguimos un elemento bidimensional. En el salto del plano al espacio, el impacto hace brotar el volumen (tridimensional […] un conjunto de energías cinéticas que cambian al punto en línea, a la línea en plano y el plano en una dimensión espacial.

Paul Klee, The Thinking Eye, 1961.

La interpolación lineal es un concepto matemático que consiste en hallar información dentro de un intervalo en el que conocemos los valores situados en los extremos del mismo. Si llevamos esta idea al terreno de la geometría concreta, podemos entenderla como una superposición de planos que nos remite a la manera en que estos se prolongan para producirse como un volumen que genera contornos; interrelaciones de formas y segmentos que se construyen como representaciones del espacio y del tiempo. Es en este sentido que interactúan algunas de las obras de Quirarte + Ornelas presentes en esta muestra: como una interpolación de módulos y estructuras creadas a partir de planos y líneas superpuestas que se refundan en ejercicios volumétricos variados (realizados en materiales como cartón y plásticos diversos), cuya conclusión vislumbramos cuando conocemos el proceso –de hecho, circular- que hay en el medio y que probablemente es el resultado más visible en términos de su producción como artistas. Me refiero al registro pictórico de lo geométrico, lo cual se convierte en plano, forma y color, en donde líneas ortogonales terminan siendo esos planos superpuestos que orbitan en los extremos de esa línea interpolar cuyo resultado conocemos pero que refieren también a un tipo de circularidad, a una especie de eterno retorno, espiral, cuya búsqueda es redundar en las diversas maneras de apropiarnos como espectadores de  objetos previamente construidos que son también representaciones pictórico-miméticas, que se asocian y se disocian simultáneamente para ocupar un espacio de exhibición el cual indaga sobre ciertas particularidades de la representación, y su ser-en-el-mundo. Como podemos observar en la serie Extrapolación- Estructuras complementarias.

René Descartes enunciaba que para probar la existencia y por ende la capacidad de producir pensamiento era ineludible situarnos en algún punto infinito, en dónde las coordenadas espacio y tiempo se imbricaran. Esta relación dialéctica como prueba de la existencia material de las cosas y los hombres fue la predominante en el imaginario matemático de Occidente durante la modernidad. El ser, el tiempo y sus posibilidades de enunciación,  ¿Necesitan ser representadas? Existen y podemos probarlo ¿Qué sucede cuando un objeto cotidiano (un lápiz, por ejemplo o un tubo de PVC) funda su existencia en sus condiciones de posibilidad de ser representado? ¿Qué significa la representación entonces para Quirarte + Ornelas?

Todas sus investigaciones formales son construcciones exhaustivas  de un proceso concatenado de posibilidades infinitas que un objeto despliega en el espacio y el tiempo; en donde la dicotomía posición-orientación son cuestionadas desde lo volumétrico para dirigirse a lo planimétrico y de ahí volver al punto de partida pero tal vez desde la experimentación con materiales cotidianos y fabricados serialmente que son cuestionados también en sus posibilidades para representar imaginarios concretos u abstractos que remiten a figuras básicas como el círculo o la línea, tal es el caso de las series, Estructuras modulares y Estructuras constructivas.

Redundar así, en posibilidades infinitas que emanan de rigurosos estudios formales los cuales buscan confrontar las posibilidades de representación de un objeto, convierten a Interpolación lineal en un cuerpo de trabajo unitario, en donde la investigación para Quirarte + Ornelas no cesa; en donde la construcción de lo cotidiano se percibe como una totalidad porque los objetos y su condición de posibilidad, se vuelven un mero pretexto para enunciar un proceso en donde la forma en sí, es el propio contenido e historia de esos objetos que se encuentran ahí, intersectando el espacio desde su multiplicidad simbólica y no desde su cualidad de existencia.

A.R.L.

 

Q&O. Structures and Fragments / Andy St. Louis / 2012

Q&O. Structures and Fragments en One and J. Gallery.

Por Andy St. Louis
 

Publicado en Seoul Art Fiend

Marzo 6, 2012

(Find english bellow)

 

 “La función determina la forma”—Originalmentedicha en 1896 por el arquitecto Americano Louis Sullivan, esta breve, aliterada frase definiría el curso de la arquitectura y el diseño modernistas del siglo 20. A pesar de ser considerada poco más que un cliché vacío con limitadas aplicaciones contemporáneas entre los círculos creativos hoy en día, el mantra de Sullivan continúa manifestándose en el pensamiento grupal de la sociedad como un todo; su penetrante efecto ha influenciado fundamentalmente la manera en la que percibimos el mundo a nuestro alrededor y a hacer un sentido ordenado de él.

Anabel Quirarte y Jorge Ornelas son dos artistas que operan como una unidad creativa individual. Fiel al marco dialéctico que da forma a su producción, su trabajo invita a un contacto directo con el espectadory demuestra una facultad discursiva que corresponde a su manera de creación. “Structure and Fragments” en la galería One and J. presenta este proceso en su apoteosis, en la que incluso los más mundanos objetos –lápices, papel, tijeras, libros y cassettes- trascienden su valor aparente y reconfiguran las maneras convencionales en las que entendemos el mundo.

En sus acuarelas, óleos e instalaciones, el dúo de artistas mexicanos Quirarte + Ornelas basa su interpretación de los objetos en una experiencia visual directa, no adulterada. No sólo se abstienen de una aproximación funcional a los objetos à la Sullivan, evitan lecturas interpretativas por completo. Su relación con los objetos es una en la que la forma determina la función, un concepto de vuelta a lo básico casi siempre utilizado para atribuir significado a objetos que son desconcidos o ajenos  a nuestra sensibilidad. A pesar de esto, Quirarte + Ornelas se aproximan a los objetos que entienden más íntimamente- los lápices, las libretas y otras herramientas involucradas en el proceso de creación de arte que usan diariamente- con esta metodología. Aun que estos objetos estén cargados de banalidad, nos están libres de interpretación. De hecho, cuanto más ordinario el objeto, tanto más difícil resulta separar mentalmente sus cualidades físicas de las connotaciones que sugieren. Con el fin de cancelar efectivamente estas connotaciones y de aislar la imagen de un objeto de la idea correspondiente a él, Quirarte + Ornelas alteran físicamente su apariencia, manteniendo su naturaleza escencial como objetos identificables, reconfigurándolos ya sea como fragmentos o como estructuras.

“Structure and Fragments” no requiere levantamientos pesados, conceptualmente hablando, para los que no se inclinan por ello. Mucho de la exhibición es, de hecho, juguetón. Dada su temática -desde bolas de papel arrugadoy cassettes atravesados por lápices, hasta pilas de libros desordenadamente esparcidos hacia uno y otro lado, y cientos de astillas de lápices diseminadas en el piso- uno podría incluso decir que es una exhibición “caprichosa” (o al menos “peculiar”). Las pinturas se caracterizan por una manera casi insultantemente directa de representación (naturalista pero guardando suficiente distancia con el hiperrealismo), así como por una afinidad compositiva por aislar sus elementos en lienzos en blanco, eliminando todo rastro de la relación figura/fondo. Esta sensibilidad estética arroja luz sobre los fundamentos conceptuales de la propia exposición; aun que técnicamente bien ejecutadas, estas pinturas transmiten una objetividad independiente que las hace incapaces de conectar de manera significativa con el espectador por sí solas como imágenes. Su función como imágenes se deriva de su proceso de creación y no de sus resultados, desvaneciendo los límites entre la creación artística y el arte en sí mismo.

No resulta sorprendente el que las más simples de estas construcciones sean también las más llamativas visualmente. Utilizando nada más que lápices atravesando bolas de papel arrugado, Quirarte + Ornelas alcanzan la apoteosis de sus objetivos conceptuales en su serie Drawing Structure (2012). Aun que la simplicidad estructural de las construcciones permita al cerebro percibir la estructura de acuerdo a las partes que la componen, los esfuerzos por inferir un significado de su suma compuesta resultan frustrados. Este acertijo cognitivo funciona al revés en su serie Pencils (2011), en la que la “construcción” consta de astillas de lápices destrozados dispuestos al azar en una superficie plana, ofreciendo fragmentos presentados independientemente de su correspondiente unidad. Nuevamente, Quirarte + Ornelas descartan la función relativa de estas construcciones demandada por el cerebro e incitan a reevaluar lo que tácitamente asumimos acerca del significado, el contexto y la forma. La exhibición va más allá de sólo mirar; se trata de usar lo que vemos (en lugar de lo que sabemos) para establecer nuestras relaciones con los objetos. Una vez que los objetos en “Structure and Fragments” son reconfigurados en maneras que neutralizan su funcionalidad aceptada, pueden ser considerados bajo una nueva luz, independiente de interpretaciones exteriores. “La función determina la forma” de Sullivan es revelada sólo para permitir una muy limitada interpretación de los objetos, que se extiende sólo tan lejos como nuestras preconcebidas impresiones lo permitan. Cuando “la forma determina la función”, como Quirarte + Ornelasproponen en esta exhibición, las impresiones de lo que vemos son genuinas, no distorsionadas- objetos como objetos, y nada más.

 

Q&O. Structures and Fragments at One and J. Gallery.

Seoul Art Fiend

March 6th, 2012

By Andy St. Louis

 

Form follows function—Originally fashioned in 1896 by the American architect Louis Sullivan, this succinct, alliterative catchphrase would go on to define the course of 20th century modernist architecture and design. Although considered little more than an empty cliché with limited contemporary applications among today’s creative circles, Sullivan’s mantra nonetheless continues to manifest itself in the groupthink of society as a whole; its pervasive effects have fundamentally influenced how we perceive the world around us and make ordered sense of it.

Anabel Quirarte and Jorge Ornelas are two artists who operate as a single creative unit. True to the dialectical framework that informs its production, their work invites direct engagement with viewers and demonstrates a discursive faculty befitting its manner of creation. “Structures and Fragments” at One and J. Gallery presents this process at its apotheosis, in which even the most mundane objects—pencils, paper, scissors, books and cassette tapes—transcend their face value and perform a dressing-down of the conventional ways we comprehend the world.

In their watercolors, oils and installations, the Mexican artist duo Quirarte + Ornelas base their consideration of objects on direct and unadulterated visual experience. Not only do they refrain from a functionalist approach to objects à la Sullivan; they shun interpretive readings altogether. Their relationship with objects is one in which function follows form, a back-to-basics framework almost always used to ascribe meaning to objects that are unfamiliar or foreign to our sensibilities. In spite of this, Quirarte + Ornelas approach the very things they understand most intimately—the pencils, sketchbooks and other art-making tools they use day in and day out—with just such a methodology. Fraught with banality though these objects may be, they are not free of interpretation. Indeed, the more commonplace the object, the more difficult it is to mentally separate its physical attributes from the connotations they suggest. In order to effectively cancel out these connotations and isolate the image of an object from its corresponding idea, Quirarte + Ornelas physically alter its appearance while retaining its essential nature as identifiable objects, reconfiguring objects as either fragments or structures.

“Structures and Fragments” does not require conceptual heavy lifting for the disinclined, however. Much of the exhibition is, in fact, playful; given its subject matter—from balls of crumpled paper and cassette tapes spiked through with pencils, to piles of books haphazardly strewn this way and that, to hundred of pencil splinters scattered on the floor—one might even go so far as to call the exhibition “whimsical” (or at the very least, “quirky”). The paintings are characterized by an almost insultingly direct manner of representation (naturalistic but well short of hyperrealism) as well as a compositional affinity for isolating their subjects within otherwise blank canvases, eliminating all traces of the figure/ground relationship. This aesthetic sensibility sheds light on the conceptual underpinnings of exhibition itself; though technically well-executed, these paintings convey a detached objectivity that renders them unable to meaningfully connect with viewers on the basis of their images alone. Their agency as images derives from the process of their creation rather than its results, blurring the boundaries between art-making and art in its own right.

The simplest of these constructions, unsurprisingly, are also the most visually arresting. Using nothing more than pencils speared through balls of crumpled paper, Quiriarte + Ornelas reach the apotheosis of their conceptual aims in their Drawing Structure series (2012). Although structural simplicity of the constructions allowing the brain to perceive the structure according to its component parts, efforts to infer any meaning from their composite sum is stymied. This cognitive conundrum works in reverse in the artists’ Pencil series (2011). Here, the “construction” comprises splinters of shattered pencils arranged at random on a flat surface, offering fragments presented independently their correspondent whole. Again, Quiriarte + Ornelas dispatch with the relative agency demanded of these constructions by the brain and instigate a reevaluation of tacit assumptions about meaning, context and form.

The exhibition is about more than just looking; it is about using what we see (rather than what we know) to inform our relationships with objects. Once the objects in “Structures and Fragments” are reconfigured in ways that neutralize their accepted functionality, they can be considered in a new light—one independent of outsider interpretations. Sullivan’s “form follows function” is revealed to permit only a very narrow interpretation of most object, one which extends only as far as our preconceived impressions allow. When “function follows form,” as Quiriarte + Ornelas propose in this exhibition, the impressions of what we see are genuine and undistorted—objects as objects, and nothing more.

 

Anabel Quirarte und Jorge Ornelas / Axel Heil / 2005

Anabel Quirarte und Jorge Ornelas

(2005)

18,5 Millionen. Anabel Quirarte und Jorge Ornelas leben und arbeiten in einer der größten Städte der Welt. Die Agglomeration Mexico City ist uferlos, unüberschaubar, ungerecht. San Salvador Atenco geht irgendwo bei Nanterre geht sie in die Vorstadt von Paris über, welches unmittelbar an Hongkong anschließt. Von dort fährt ein Bus nach Texcoco.

"Und wenn man nun erklärte, es gäbe besseres zu tun als das Harmlose, das Unaussprechliche, das Unschuldige, wenn es an der Zeit wäre, den Kampf der Symbole auszurufen.“ Das Domino, welches Présence Panchounette im schwülen Bordeaux der 70er Jahre begannen anzutreten, ist längst zum Iconoclash der ehemaligen Hochkulturen stilisiert. Das Harmlose ist ins verwegene Symbol gekippt. Die Käfige sinf winzig im Hinterhof der Kampfhähne. Folkloristische Elemente sind Koffer, Reisetaschen, Kaffeemaschinen, Toaster und Schrankwände. Es sind diese Objekte der Begierde, denen sich Quirarte/Ornelas seit einigen Jahren in ihren Bildern annehmen. Die ästhetische Spannung ergibt sich beim Betrachten aus der gleichartigen Darstellung des menschlichen Körpers der Benutzer und den unbelebten Oberflächen. Die rätselhaften Objekte des „daily pleasure of survival“ zwischen den Metropolen erhalten bei längerer Verweildauer der Betrachter einen enigmatischen Charakter, der nichts, aber auch rein gar nichts, über ihre eigentliche Bedeutung preisgibt. Die Posen der Akteure wirken seltsam ferngesteuert. Es geht heute ohnehin nur noch um Benutzeroberflächen. Die klassische Ladefläche des offenen Transporters auf dem Weg zum Flughafen.

Apathie sprengt die Genregrenze zum Stillleben, zu Traditionspartikeln. Tradition, selbst unverpflichtend und entnormierend aufgefasst, zielt auf eine gewissenhafte Setzung von „Kunst“ im Kunstwerk. Vorbei. Gestern, schon vorbei. Statische Requisiten als dynamische Verpflichtung. Durchlöcherung von Urteilen und Ansichten, die die stummen Zivilisationsbegleiter im aufnehmenden Bewusstsein des Betrachters auslösen. Die Behauptung, die Quirarte und Ornelas in ihren großformatigen Acrylplateaux aufstellen kann nicht übertrieben klar sein. Ein realistischer Touch Stilllebenmalerei als Traditionsbegründung eines klaren Tages mit freiem Horizont. Daher das coole, unrebellenhaft Seriöse, das glatt Affektierte, das sachlich Reflektierende – Malerei als moralisch intellektueller Stützpunkt. Kunst um der Kunst willen existiert nicht in der Wirklichkeit. Vorwärts durch den Nebel.

Axel Heil